¿Existe un modelo económico cruceño?


Mesa Redonda sobre economía
Opinan expertos, docentes y estudiantes entendidos en el tema.



¿Bajo qué modelo se mueve la economía cruceña? ¿Es único en su género? De existir el modelo, ¿cuáles son sus características? ¿Hacia dónde vamos como departamento? Estas son algunas de las preguntas que provocaron el diálogo en Mesa Redonda sobre Economía, realizada el 23 de septiembre en ambientes de la Fundación Boliviana por la Democracia Multipartidaria - fBDM, regional Santa Cruz. Las falencias, desafíos y perspectivas de la economía departamental relatada por expertos que aportan crítica y propositivamente sus percepciones, opiniones y conocimientos.



Edgar Rau afirma que los cruceños tenemos un ‘paradigma’ de desarrollo, quizá un ‘estilo’ de desarrollo cruceño, pero que a la fecha no tenemos algún documento que explique, en el marco de la teoría económica, a qué se refiere ese ‘estilo económico cruceño’. Según Rau, los rasgos más fuertes del estilo cruceño están basados en aquellas bondades del territorio: recursos naturales y un entorno ambiental bien dotado, al mismo tiempo que hoy ya existe una cultura empresarial o una experiencia empresarial acumulada. Además, para él, Santa Cruz tiene experiencia en la planificación de desarrollo departamental; sin embargo, no la tiene en la planificación de desarrollo provincial y municipal: “somos normadores de la conducta de la economía, pero donde existe falla es en la implementación; hay una cultura muy burocrática y centralista cuando se quiere mirar más allá de la ciudad”. Para Rau la ciudad es receptora de muchos de los problemas de la estructura productiva departamental y nacional. Otro problema que el docente universitario
prevé es que el modelo está generando un gran problema en cuanto la degradación de los recursos naturales. “Allí la debilidad en el plano institucional y de liderazgo salta a la vista, porque falla la capacidad de gestión y eficiencia en el modelo de desarrollo económico. Adolecemos de carencia de modelos modernos de gestión pública” —apuntó. Por último, considera que hay una serie de elementos teóricos y materiales que pueden llevar a definir al ‘modelo económico cruceño’ como primario, exportador y terciario. Un modelo que reproduce el círculo vicioso del subdesarrollo, “un desarrollo del subdesarrollo, que no sale de allí porque no innova, porque son escasas las políticas y proyectos en el marco de la investigación y la ciencia.”




Para Martin Rapp tampoco está del todo claro qué es el ‘modelo cruceño’; además, que no ve la existencia de una definición compartida sobre este término en la sociedad cruceña; “me suena más a slogan que a realidad precisa” —dice. Rapp nota que el patrón de la economía cruceña tiene mucho que ver con el patrón de la economía boliviana: un patrón que a los excedentes que vienen del exterior por la venta de recursos naturales los convierte en consumo, una economía terciarizada, con comercio y servicios, pero con la carencia de un sector manufacturero y productivo fuerte. “Esto hace extremadamente débil y vulnerable a la economía cruceña y boliviana a los ciclos externos. Si bien la economía cruceña es un poco más dinámica que la de otros departamentos, no escapa al patrón de la economía general.” Rapp realiza un relato que, de manera muy pedagógica, explica de cierta manera su visión acerca del modelo de producción del departamento: “La economía cruceña es como un carpintero que tiene una pequeña y modesta carpintería, y detrás de ella posee un bosque de 20 hectáreas con mucha madera. Normalmente el carpintero se dedica a vender algunas mesas y sillas, sin embargo un día viene un comprador, pero no por las sillas o las mesas, sino por la madera. De esta manera, el carpintero comienza a talar el bosque y a vender la madera. De un ingreso de Bs. 1.000 sube a Bs. 2.000, y su capacidad de consumo se va agrandando, sus hijos le exigen más cosas, un mejor auto, colegio privado, y así va aumentando sus ingresos y gastos. Empero no invierte en su máquina, sigue vendiendo la madera. Llegado un momento cuando la madera cae de precio, su máquina vale menos que antes porque no invirtió en ella, no la cuido, ni la engrasó. No potenció su capacidad manufacturera.” Martín indica que la economía es cíclica y que cuando vengan momentos difíciles estaremos más pobres que antes porque en los tiempos de bonanza no hemos invertido, porque tenemos patrones económicos muy poco reflexionados. Hay una muy escasa reflexividad sobre el patrón económico que se hace imperiosa hoy en día. Según Rapp, el desafío para el patrón de producción cruceño está en comenzar a formular con mucha más precisión la economía, cambiar los patrones de inversión que tenemos, porque si no, se mantendrá el ciclo de vender recursos que algún día se agotarán. Recursos que además dependen de los precios internacionales. Por otra parte, considera que estamos sub-administrando la economía. “Las instituciones de fomento al desarrollo económico (tanto públicas como privadas) tienen muchas deficiencias. La gestión municipal, la Gobernación, los planes de inversión; todos están dirigidos a infraestructuras, a mercados y asfalto, pero no hay inversión en recursos humanos, no hay inversión en la gente.”


Marco A. Del Río advierte: “al margen de que puede ser objeto de polémica la idea de un ‘modelo económico cruceño’, hay que ponderar tanto las luces como las sombras del proceso de desarrollo regional que ha vivido Santa Cruz a partir de los años 50 del siglo pasado. En particular hay que colocar la economía cruceña en el contexto del país. Y en tal sentido no se puede desconocer que Santa Cruz es el departamento que ha logrado los más significativos avances en la reducción de la pobreza.” Según Del Río, Santa Cruz tiene las tasas más altas de acceso a los servicios de agua potable y energía eléctrica del país, tiene el Índice de Desarrollo Humano más alto del país, y es todavía el departamento de la esperanza para miles de bolivianos que desde todos los rincones del país migran a Santa Cruz buscando un mejor destino para ellos y sus hijos. “Incluso en el tema de desigualdad en la distribución de los ingresos, el Indice de Gini de la ciudad de Santa Cruz es menor que el de la ciudad de La Paz. En resumen: en el último medio siglo la economía cruceña ha logrado crecer más que las otras economías departamentales, y con mayor igualdad e inclusión”.




Carlos Schlink aduce que el pilar fundamental de la economía cruceña fue y es el sector privado, prueba de ello es que las principales actividades económicas en nuestro departamento han sido el sector de servicios, transporte y agricultura. Para él, es gracias a la agricultura que el crecimiento de Santa Cruz ha estado por encima de toda Bolivia y de los otros departamentos. “Por algo también formamos parte en la participación del PIB en un 28% actualmente, si bien hemos decaído en relación a otras gestiones ha sido por una concepción diferente que tiene el Estado ahora.” Schlink apunta que hoy el Estado quiere ser el protagonista en la economía, “es por eso que ha tratado de ver cuáles son los sectores estratégicos, adueñándoselos, comprando acciones, nacionalizando empresas. Sin embargo y a pesar del “boom“ de los productos como hidrocarburos y minerales, Santa Cruz sigue siendo el primero en exportación de productos no tradicionales.” Explica además que para entender la economía departamental hay que tener en cuenta los indicadores económicos: “Somos el departamento más extenso, tenemos 370 mil kms2 que cubrir en cuanto a las necesidades de la gente. Así, en cuanto a la cobertura de servicios, ya se ha llegado al 96% de cobertura de agua potable, solo falta 4% en este año 2011 para tener una cobertura total de este servicio. Tenemos un 86% de cobertura de energía eléctrica, solo faltan 5.500 km para poder cubrir todo el departamento con energía eléctrica. El trabajo que se está haciendo en la gestión del Gobernador Costas es en provincias, un trabajo intenso por la dificultad de llegar a todos los municipios del departamento. Es muy difícil que con los recursos que se tiene se pueda cumplir con todas las necesidades, pero se han mejorado los indicadores. Los modelos económicos son perfectibles.”



Javier Escobar es también escéptico a la hora de hablar de un modelo cruceño. Para él estamos ante el desarrollo de un capitalismo periférico del que Bolivia no escapa ni tampoco Santa Cruz. A partir de allí se entienden los grandes desequilibrios en el campo económico, político y social. Para Escobar, en el departamento tenemos un cono urbano conformado por el eje Santa Cruz de la Sierra-Montero-Yapacaní en donde se concentran las infraestructuras: carretera, energía, vehículos, universidades, telefonía. Explica que en el 8% del territorio departamental está concentrada al menos el 70% de la población y que el resto del departamento está prácticamente vacío. “Después de 20 años recién se está llegando con servicios básicos; por ese lado me parece legítima la mirada de la Gobernación hacia las provincias. Sin embargo todavía no se rompe el desequilibrio que tiene Santa Cruz, es necesario que la inversión pública se traslade
de ese eje, que se desconcentre.” Por otra parte, Escobar apunta que en el campo productivo la agroindustria ha tenido un despliegue fenomenal, sin embargo el sector de apoyo, el de la creación de medios de producción, maquinaria pequeña, herramientas y metalmecánica, es deficiente o ‘enclenque’. “Las políticas públicas deben de promover la inversión privada y pública en el sector metal-mecánico de herramientas básicas como por ejemplo machetes, alicates y alambrados. Los excedentes que logramos por la venta de materia prima lo estamos devolviendo en la compra de herramientas producidas en el extranjero.”



Para Christian Aramayo, el modelo que vemos es cada vez más individualista: “cada quien ve por su cuenta”. No existe en la práctica una regulación de la competencia. Aclara que con esto no se refiere a que haya un control absoluto, sino que más bien el crecimiento que está teniendo Santa Cruz exige que se vean otras alternativas y formas de generar bienestar económico. “Hace falta un planteamiento de estrategias que conviertan a Santa Cruz no solo en un motor productivo sino que también se trabajen las cuestiones intangibles como la formación en valores y la generación de espacios para que los jóvenes puedan generar también alternativas económicas.”


José Carlos Verazaín sostiene que el problema de la economía en Santa Cruz es la deficiente distribución de la riqueza. Un problema estructural que, según él, debe solucionarse con la participación del Estado en la dinamización de la economía coparticipando con las empresas en el proceso, incentivando a que estas crezcan y se relacionen entre sí, tanto las pequeñas, medianas y grandes empresas. A la vez propone: “Es momento de darnos cuenta que a nivel mundial estamos ante la economía del conocimiento y para tener mejores profesionales, mejores empresas, más trabajo, más crecimiento, mejor desarrollo y vivir mejor, hay que invertir decididamente en el conocimiento, la investigación y la ciencia.”