4 Jóvenes cuestionan y proponen




LÍA MOSCOSO
La autora es estudiante de Derecho y Sociología de la UAGRM

Intersecciones cruceñas

Ciertos trazos son líneas imaginarias, otros no. Dentro de este espectro caben las señalizaciones peatonales. Un tema que transversaliza el interaccionismo simbólico al pasear por las calles en horas de alto tráfi co. Un paseo combinado con los sentidos en abierta agudización, cuyo acto repetitivo es el constante forcejeo entre peatón y vehículo, es parte del cotidiano vivir que nos ofrecen las vías públicas en horarios de congestionamiento; abren el telón de la puesta en escena de nuestra educación ciudadana.

Es la suma de factores de ‘amnesia vehicular’ y anarquía; es la gran ciudad siendo destrozada, todos buscando llegar a tiempo al lugar deseado (el individualismo en su más exacerbada representación). Por simple deducción lógica, un sistema que colapsa. ‘Los hábiles sobrevivirán’ es perfectamente aplicable la selección natural; el fuerte sobrevive mientras la gran masa que queda detrás realiza sonatas acudiendo a sus bocinas.

No es cuestión de cuántos policías de tránsito hay en la ciudad ni de la capacidad de creación de normas; el tema es la educación ciudadana. Santa Cruz de la Sierra no representa ya los modales que alguna vez la caracterizaron para obtener el rótulo de ‘gran ciudad’ entre el vértigo de llegar a ser cosmopolitas sin dejar de ser local… parece que los valores de tolerancia y responsabilidad ciudadana se perdieron en la transición.

En la construcción de una ciudad no sólo bastan las buenas intenciones, discursos y manejo de marketing coyuntural y político; la ciudadanía se construye codo a codo, el imperativo categórico del deber ser del buen ciudadano debe calar en el espíritu de ciudad.

Quizás el mundo no camina hacia un mayor orden y armonía (como alguna vez lo expuso Spencer)…




DANIEL ENRIQUEZ
El autor es estudiante de Sociología de la UAGRM

¡Ésta modernidad!


La extrañeza del conservador, la alegría del llamativo rebelde, el éxito del moderno y la total tragedia del inseguro, sólo pueden caber en lo que naturalmente llamamos progreso y modernización. Una modernidad magnifica. Pero, ¿A qué me voy con todo esto?

• La extrañeza del conservador: aquél que dice que las cosas fueron mejores en su tiempo, aquél que se resiste a olvidar dos o tres de sus hábitos, aquél que al parecer no quiere cambiar, sino conservar viejos modelos con los que cree apropiado manejar la contemporaneidad.

• El éxito del moderno: alucinado con la economía y la tecnología, tal vez el dichoso representante de un discurso sobre el éxito, hombres de negocios y mujeres modelos de pasarela. Un afán tan grande en la televisión y en medios, pero al fi nal ¿el producto será un exitismo de qué forma? Preguntemos eso al creciente negocio ilícito y los vehículos de lujo, el resultado del ‘farsear’ a como de lugar.

• Lo llamativo del rebelde: jóvenes que tratan con extrañeza ‘algunos asuntos’ de política, de la que poco o nada nos enteramos al fi nal, aturdidos en demasía por aquel mercado que tanto nos insisten en vender. ¿Qué gran participación nos espera? Extrañamente parece ser que el pensamiento joven’ está sumergido en la noche cruceña.

• La total tragedia del inseguro: ‘Menos mal que no pasó a más’ dij o alguien después de un asalto, resignado a seguir trabajando.Que pidan más policías, que al fi nal el pandillero de cada día en la esquina es el hijo de alguien más.

• La magnífica modernidad: —que moderna Magnífi ca— en la que el concepto de ‘es mi mujer’ construye silenciosamente un machismo que se remite a lo que textualmente dice; es MI mujer, ‘hembra’ o los plurales ‘agarres’. Venta de imagen, venta de mercancías… cosas.

Todo aquello es lo que podemos ver ‘naturalmente’ como progreso y modernización: ‘cada cual a su sitio y metido en su lio’ en una Santa Cruz en la que preocuparse por la política consiste en dejar que la hagan ‘los líderes’ y la ‘gente que sabe’. Que hagan una cosa de la que poco o nada sabemos y poco o nada nos interesa más allá de la conversación en la mesa de la sala frente al televisor.
















MAJO FERREL
La autora es estudiante de Relaciones Internacionales de la Universidad NUR

Disentir y transgredir


En estos párrafos quiero mostrarles a la juventud como el hoy, como el presente. Con esto me refi ero a que uno está todavía en un proceso de búsqueda – estamos hablando de una identidad en construcción y ahí se articula mi posición como mujer y como joven en Santa Cruz.

Es necesario concentrarnos en la capacidad de disentir como motor para la renovación de ideas: creatividad con una actitud amplia e integradora. La explicitación de pensamientos e ideas renovadoras llevará a anclar el reconocimiento de sí mismo a través de la presencia del otro. El disenso como ‘el no estar de acuerdo’ nos conecta directamente con la capacidad para transgredir como ‘el hacer algo’; transgredir imposiciones conservadoras, pensamientos oxidados que cooptan la idea central del joven cruceño para así poder sentar la conformación de bases estructurales diferentes a las ya heredadas ya que estas no abastecen, están obsoletas de acuerdo al mundo en el que vivimos hoy. Estas dos capacidades de las que hablo, sin embargo, corren el gran peligro de caer en clichés propios del ímpetu de la juventud; también habrá que escapar de la obsesión con el tema de la ‘media luna’, del estereotipo de frivolidad en la que encasillan casi siempre a Santa Cruz (derroche de dinero, cosifi cación de la mujer, etc).

Entonces, el reto principal es que basándonos en los pre supuestos individuales anteriores se logre amalgamar un grupo de pensamiento sólido, una postura crítica que dé cabida al cambio de idiosincrasia desde esta identidad en construcción, es poder romper con visiones conservadoras del mundo, cerradas; tanto, que actualmente se están cayendo en pedazos aunque no quieran hacerlo. Replantémonos un ejercicio de creación de una ciudad diferente con ciudadanos diferentes, una ciudad integrada, rica en movimiento artístico y cultural. Una ciudad que nos permita los supuestos mínimos para vivir con dignidad.



ALEJANDRO ARCE
El autor es Politólogo

Otra oposición es posible


Si tuviéramos que elegir no ser del MAS, no deberíamos hacerlo por diferir radicalmente con algunos de los planteamientos ideológicos que sustentan el proyecto. Deberíamos hacerlo bajo la fi rme convicción de que la construcción histórica necesita de muchas más visiones, de muchas más partes, de muchos más actores. La construcción de este país necesita una pluralidad de pensamiento que refl eje la pluralidad de su conformación. El gran mal histórico de conquistar el poder es el conservadurismo, éste anula cualquier posibilidad de creatividad, de progresismo y vanguardia. El ‘oficialismo’ siempre será conservador, por eso debemos elegir ser de oposición, no por ‘oposición’, sino por elección democrática.

Debemos elegir pasar de ‘la oposición de la negación’ a ‘la oposición de la vanguardia’. Debemos elegir ser de una oposición autocritica y reflexiva que no sindique y juzgue a quienes piensan diferente, aún dentro de sus propias líneas; que abrigue y cobij e la mayor cantidad de visiones posibles. Debemos dejar atrás la oposición que se niega a sí misma, que se niega a la posibilidad de reconocer los cambios estructurales de éste Estado. Debemos dejar atrás la oposición que niega nuestra CPE, que niega los procedimientos democráticos emanados de ella; aquella oposición que se niega a evolucionar, que se niega a construir y que trata de deconstruir algo que a la historia le llevó siglos producir: sinceramiento.

Tal vez no sea el rol que le toca asumir, tal vez exij amos demasiado, tal vez no sea esta generación política la que tenga que refl exionar acerca de esto. Sin embargo, Muchos soñamos con la ‘oposición de la vanguardia’, una oposición que mire y vea, que oiga y escuche. Muchos soñamos con una oposición que parta del reconocimiento de los éxitos de cualquier proceso y no de sus defectos; que cuestione los retrocesos —por supuesto— pero que reconozca los avances y construya sobre de ellos.

Otra oposición es posible y toda una generación se prepara para hacerla viable.